Mientras que en España es muy habitual ver churrerías o porrerías en la calle, en los Países Bajos en estas fechas navideñas es más normal ver puestos callejeros para vender ‘oliebollen’, ‘rozijnenbollen’, ‘appelbeignets y muchos más snacks típicos neerlandeses.
En muchas ocasiones, se puede ver filas de clientes comprando sus ‘snacks’ de Nochevieja, pero por causa de la pandemia también en este sector hay cambios.
Durante la temporada de oliebollen al final de un año, tal como explica Nu.nl, hay alrededor de mil setecientos puestos en los Países Bajos que venden los buñuelos fritos (oliebollen). Este año hay incluso más, porque los operadores de ferias, el grupo más grande entre los productores y vendedores de ‘oliebollen’, no asisten a eventos y ferias en el extranjero sino que venden sus buñuelos fritos en los Países Bajos.
Conoce la receta de los oliebollen
Cada puesto callejero, en el sector de los buñuelos fritos, también necesita varios permisos para abrir y cada uno tiene un sitio fijo. Puedes ver ‘oliebollenkramen’ en las calles más comerciales de una ciudad, cerca o dentro de un centro comercial o supermercado, en un mercadillo semanal, en una plaza céntrica o los en comercios normalmente más visitados en estas fechas, los ‘tuincentra’ o jardinerías.
Nadie quiere dejar su sitio, y los clientes más fieles saben encontrar a su vendedor favorito de los buñuelos fritos. Incluso antes de la pandemia había un fuerte incremento de puestos callejeros de buñuelos fritos o ‘oliebollenkramen’.
Con la pandemia y todas las restricciones en la hostelería, los vendedores de los buñuelos fritos tienen que ser más creativos y, hay incluso, un tipo drive-in se puede entran con el coche, pides los ‘oliebollen’ y puedes llevártelos a tu casa para comerlos con familia o amigos.