Debido a los altos costos de la energía, muchos residentes de los Países Bajos se han cambiado a estufas de leña para calentar sus hogares. La desventaja es que se desarrolla humo y que este humo también trae consigo olores. Y cada vez hay más quejas al respecto.
Las estufas están resurgiendo como muestran las cifras con 32.000 estufas y chimeneas de leña y pellets vendidas este año a través del sector profesional. Eso es diez mil más que el año pasado. La incertidumbre sobre la disponibilidad de gas y el nivel del precio del gas atrajo a muchos a las tiendas. Desde este año, solo se pueden vender en los Países Bajos estufas y chimeneas que cumplan con el Ecodiseño, los últimos estrictos requisitos europeos en materia de emisiones.
Además, mucha gente vuelve a usar la chimenea después de mucho tiempo y que está muy sucia por dentro. Eso implica un desarrollo de humo adicional y también existe una mayor posibilidad de incendio. Por eso los deshollinadores son muy importantes, pero están demasiado ocupados y no pueden atender la alta demanda.
El humo de leña contiene sustancias peligrosas como partículas, monóxido de carbono, HAP, hollín y compuestos orgánicos volátiles. Casi el 60 por ciento de todos los neerlandeses expresaron su apoyo a la prohibición de quemar leña en una encuesta realizada el año pasado. Pero el gobierno pensó que eso era demasiado riguroso. Y tampoco se puede prohibir la instalación de una estufa.
No obstante, para mejorar la calidad del aire y reducir las molestias, los municipios pueden optar por anunciar la prohibición de utilizar las estufas o desalentar la instalación de estufas en las nuevas viviendas. El municipio también puede exigir que la chimenea se limpie al menos una vez al año y que no se permita calentar cuando no haya viento.
Con todo, la mayoría de los residentes de los Países Bajos, especialmente en las zonas urbanas, tendrán que acostumbrarse al olor de las estufas de leña este invierno.